HISTORIETA DE LA RANA
Para Fabiana
Patricia,
La princesa Fabiana se encontró una rana
cantando en el charco canciones bonitas
le puso lacitos, la llevó a su cama,
y ahora Fabiana, a la humilde rana,
le dice comadrita.
La rana coqueta se acuesta en la cama
con medias de seda, gorrito y piyama
y hasta ve en la tele todos los programas
de duendes y princesas que tiene Fabiana.
Pero una mañana, la comadre rana
ya se había escapado
por una ranura que había en el tejado.
Comadrita rana, ¿dónde te has metido?,
te busco en
mi alcoba y no te consigo.
¿Dime comadrita dónde te has metido que pareces
boba?
La comadre rana, muy apenada, responde a lo lejos:
Me vine a mi charco porque ya no aguanto
que entre tus cobijas haya tal enredo
que impide mi canto, que oprime mis dedos…
Y hay otra cosa entre tus cobijas
que por delicadeza decir yo no puedo,
pero que, pa’
mejor seña, rima con bledos.
Duérmete tranquila,
comadre Fabiana,
que desde mi charco y a través del viento
te mando mi canto todas las noches hacia tu ventana.
Margarita Belandria
En la Mucuy Alta,
2011.
DEDITOS
A Fabiana Patricia
Los deditos de tus manos
los deditos de tus pies
tocan lindas musiquitas
al derecho y al revés;
pintan garzas de colores
con rosado y con azul
y en el pelo ponen flores
con ganchitos de tisú;
han tumbado una gran silla
sobre el pobre Escubi Du
y el perrito de rodillas
llora, implora, clama y chilla
¡Qué me hiciste! ¡Ay ñuñu!
Margarita Belandria
En la Mucuy Alta, 2011.
ANDARIEGO
A Mauricio
García Ramírez
Las piedritas que lanzaron
tus manitas en la laguna
me están gritando aquí adentro
y ya no encuentro ninguna.
Las habrá gastado el arroyo
o las habrá disipado el viento
porque las busco conmigo
y sólo hallo este sentimiento.
A dónde vas, mi gitano,
que no te quedas tranquilo,
vas tramontando fronteras
como cualquier peregrino
cuando mi casa te guarda
de las gallinas los nidos
pa’ recoger sus huevitos
en un cestico conmigo.
Margarita Belandria
En la Mucuy Alta, 2011.
Las piedritas que lanzaron
tus manitas en la laguna
me están gritando aquí adentro
y ya no encuentro ninguna.
Las habrá gastado el arroyo
o las habrá disipado el viento
porque las busco conmigo
y sólo hallo este sentimiento.
A dónde vas, mi gitano,
que no te quedas tranquilo,
vas tramontando fronteras
como cualquier peregrino
cuando mi casa te guarda
de las gallinas los nidos
pa’ recoger sus huevitos
en un cestico conmigo.
Margarita Belandria
En la Mucuy Alta, 2011.
